¿Qué sabes de plantillas?

Desde pequeñitos hemos crecido viendo a nuestras madres utilizar plantillas en aquellos zapatos que nos quedaban un poco sueltos, o que no terminaban de adaptarse bien a nuestros pies, pero ¿utilizamos las plantillas correctas para cada tipo de calzado?

En la actualidad existen todo tipo de plantillas, capaces de adaptarse a cualquier zapato y situación, así como a problemas de los pies. A continuación, te contamos en qué circunstancias se utiliza cada una.

Plantillas para zapatos planos: Este es el tipo de plantilla más usado, aunque no siempre de manera acertada. Están diseñadas para amortiguar y absorber los impactos recibidos debajo de los talones.

Plantillas de gel: Pensadas para absorber los pequeños impactos que reciben los pies al caminar o correr, reduciendo el exceso de presión al que se ven sometidos durante estas actividades. Se recomienda su uso a personas que trabajen muchas horas de pie, o sobre superficies duras, debido a que ayuda a que el pie sufra menos.

Plantillas para tacones muy altos: Esta media plantilla está pensada para amortiguar el peso del cuerpo, repartiéndolo de forma uniforme por todo el pie. Su diseño trata de evitar “metatarsalgias”, derivadas del uso excesivo de este tipo de calzado.
Plantillas para tacones bajos: Este tipo, al igual que el anterior, amortigua sobre todo el peso del cuerpo en la parte delantera, dando apoyo también al arco del pie. Se recomienda su uso en calzado diario, ya que aportará una mayor comodidad y sujeción.

Plantillas para zapatos abiertos: Su diseño es mucho más fino y de colores claros o transparentes de manera que, si el pie no lo cubre por completo, se vea lo menos posible a la vez que alivia las molestias al caminar.