Miguel tiene 13 años y tiene Síndrome de Down. Se levanta por las mañanas y lo primero que hace es tomarse un buen tazón de leche caliente con galletas, siempre con dos cucharadas de Cola Cao, como a él le gusta. Después del desayuno, se cepilla los dientes y corre a vestirse para ir a clase. Todavía le falta rebuscar en el cajón viejo y repleto de calcetines para encontrar dos pares iguales y ya, por último, atarse los cordones para salir pitando al colegio.

Sin embargo, con la llegada del mes de marzo, Miguel cambia su rutina matinal. Por supuesto, hay cosas que no lo hacen, como su desayuno, que disfruta con calma. Llegado el momento de encontrar la pareja de calcetines, Miguel busca esta vez dos diferentes. Fantasea entre los colores azules y blancos de un cielo nublado y los tonos más oscuros que trazan la figura de personajes mitológicos. Durante el mes de marzo, Miguel va a clase con su par de calcetines desparejados, feliz con su elección y orgulloso de vestir sus dos calcetines de formas y colores diferentes.

Día Mundial del Síndrome de Down

Pero, toda esta historia comenzó mucho antes, cuando Miguel todavía estaba dando sus primeros pasos. Corría un 21 de marzo del año 2012 cuando las Naciones Unidas lo declararon el Día Internacional del Síndrome de Down. El objetivo era dar visibilidad y crear conciencia, dentro de la sociedad, del valor que tienen las personas con esta condición.

Pasados seis años, cuando Miguel cumplía 8, una niña británica con Síndrome de Down, llamada Chloe Lennon, pidió a todos sus compañeros que llevaran un calcetín de cada color. Con esta petición tan sencilla y noble a favor de la diversidad, la pequeña consiguió que se hiciera la magia en redes sociales y aquel gesto diera la vuelta al mundo. Fue casi tan rápido como aquella mañana, cuando los niños habían elegido sus calcetines desparejados.

Calcetines desparejados

Los calcetines han sido elegidos como símbolo del Día Internacional del Síndrome de Down por su parecido con la forma de los cromosomas, que se encuentran en el núcleo de las células y transportan fragmentos largos de ADN. Como norma general, los bebés nacen con 46 cromosomas, pero los recién nacidos con Síndrome de Down tienen una copia extra en la pareja del cromosoma 21. Por esta razón, los calcetines de diferentes colores son un buen reflejo del cromosoma “desparejado” que tienen las personas con Síndrome de Down, alteración cromosómica denominada trisomía del par 21.

Al igual que ocurre con los calcetines desparejados, la vida es más divertida y más enriquecedora con formas, colores y personas diferentes.

Cualquier parecido de la historia de Miguel con la realidad es pura coincidencia…